sábado, 10 de noviembre de 2007

Red Bull le prepara un equipazo a Alonso


La decisión de Fernando se dilatará hasta diciembre. Pero la escudería austriaca lleva la delantera, gracias a un proyecto tentador, con Geoff Willis, que llevó a BAR al subcampeonato en 2004, como director técnico


Es cierto que una cosa es tener grandes ingenieros y otra conjuntarlos, pero la teórica hermana pobre de la puja por Fernando Alonso es mucho más poderosa de lo que parece. Red Bull tiene la delantera sobre Renault por su condición de nuevo desafío para el asturiano, porque le permitiría irse a Ferrari en un teórico segundo año (ellos necesitan alguien como el ovetense que les ponga en órbita), y porque no tiene sobre sí una acusación seria de espionaje. Se decidirá el próximo seis de diciembre. Ese juicio ante el Consejo Mundial puede permitirle al asturiano dilatar su decisión final hasta comienzos del mes que viene.
El equipo de la bebida energética también le satisface al ovetense por su impresionante despliegue técnico. El jefe de diseño es Adrian Newey, que llevó a Williams a lo más alto a mediados de los noventa. Es un genio que le ha proporcionado a McLaren sus mejores coches, como los que hicieron campeón a Mika Hakkinen en 1998 y 1999. Ahí está el velocísimo MP4/20, ganador de diez carreras en 2005. Y también le dio su mayor fracaso, el MP4/18 que ni siquiera llegó a debutar en 2003.
Peter Promodou, un brillante ingeniero aerodinámico ex de McLaren y padre del MP4/22 de 2007, es el encargado de interpretar y perfeccionar los conceptos del británico. Desde mediados de año se ha sumado al equipo creativo Mark Smith, que abandonó Renault a comienzos de 2005 e intervino en los primeros pasos del proyecto R26, un monoplaza campeón del mundo. Smith fue director técnico del equipo hasta la mitad de la pasada temporada.
En ese momento le sustituyó el que es otro de los puntales técnicos del equipo con sede en Milton Keynes, Geoff Willis. Este británico representa la sensatez frente a las locuras de Newey. Poco amigo de las soluciones estrafalarias, fue la clave de las victorias de Williams en 2002 y 2003. Con su última creación antes de marcharse a Honda, el FW23, Montoya disfrutó del coche más veloz y luchó por el título. Un año después aterrizó en BAR y llevó a la escudería al subcampeonato en constructores.
Para completar el panorama, el jefe del equipo, Christian Horner, es un carrerista de prestigio con muchas victorias a sus espaldas en otras categorías. Ahí está su gestión de las pruebas bajo la lluvia de Nurburgring y Fuji. Para finalizar, el jefe de ingeniería, Paul Monaghan, es un amigo personal del ovetense de su época juntos en Renault, y ya demostró en el pasado ser un pasional y agresivo técnico de carreras. Este pastel tendría su guinda de oro si al final consiguen fichar a Ross Brawn, algo que aún no está claro por la indecisión del inglés.
Los motores del equipo son los de la casa francesa (uno de los más brillantes de la F-1) y, por contrato, deben ser idénticos a los que lleva la casa madre. Pero siempre queda la duda de que no tengan la última décima de mejora. Y el gran problema que asoló a Red Bull durante 2007 fue el de la fiabilidad. Ese es el mayor defecto de su proyecto frente al equipo de Briatore. Sólo terminaron el 60% de las carreras.
No tienen un gran constructor detrás, pero sí mimbres para dar guerra y superar a Renault. Y más si el R28, como ha pasado con el nuevo coche de McLaren, es condenado a un severo análisis en busca de secretos por parte de la FIA.


Fuente: as

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